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Mientras la segunda ciudad más grande de Ucrania se prepara para una nueva ofensiva rusa, un número cada vez mayor de aliados de la OTAN está respaldando las súplicas de Ucrania de permitir que sus fuerzas realicen ataques en territorio ruso con armas occidentales.
El presidente Joe Biden decidió permitir que Ucrania utilice armas estadounidenses contra objetivos militares en Rusia para mitigar la ofensiva de Járkov, días después de que Canadá decidiera permitir el uso de las armas que ha suministrado. Más de una docena ha concedido un permiso related a Ucrania.
Estados Unidos, el proveedor de armas más importante de Ucrania, se había mostrado reacio a dar el paso, preocupado por provocar a Rusia a una escalada que podría arrastrar a la OTAN y desencadenar una guerra más amplia. Sin la aprobación de Washington, los sistemas de misiles tácticos de largo alcance (ATACMS, por su sigla en inglés), de fabricación estadounidense, solo pueden atacar objetivos rusos dentro de Ucrania.
Sin embargo, muchos líderes y analistas militares occidentales señalan que ahora que Rusia está concentrando miles de soldados en su lado de la frontera —a menos de 32 kilómetros de la ciudad nororiental de Járkov— Ucrania necesita urgentemente la autorización para atacar dentro de Rusia con armas occidentales. El permiso de Biden está destinado únicamente a que Ucrania ataque sitios militares en Rusia que se utilizan para la ofensiva de Járkov, según afirmaron funcionarios estadounidenses.
“Los comandantes rusos son muy conscientes de la incapacidad de Ucrania para contraatacar”, escribió Peter Dickinson, analista sobre Ucrania del Atlantic Council en Washington, en un análisis publicado antes del cambio de política de Biden.
Funcionarios y expertos afirman que lanzar misiles hacia Rusia, atacar a sus tropas, bases, aeródromos y líneas de suministro, podría rendir beneficios inmediatos. De hecho, el ejército ucraniano ya parece estar preparándose para lanzar algunos ataques iniciales, “para poner a prueba a la respuesta rusa”, dijo en una entrevista el jueves Rafael Loss, experto en armas del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Ucrania y los aliados de la OTAN se han mostrado reacios a asumir el riesgo de cambiar de táctica sin el visto bueno de Estados Unidos, dijo Loss. “En última instancia, Estados Unidos cargaría con gran parte de la responsabilidad de responder si hubiera una escalada significativa por parte de Rusia, por ejemplo, contra territorio de la OTAN”, explicó.
A continuación, presentamos un recuento de los países que ya han autorizado a Ucrania para que use sus armas en territorio ruso y de los que no, así como el impacto possible si se le concede a Ucrania la libertad de llevar la contienda a Rusia.
Los que respaldan los ataques en suelo ruso
Todo país que proporcione armas a Ucrania tiene derecho a prescribir cómo se utilizan, y hasta ahora Reino Unido, Canadá, República Checa, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Letonia, Lituania, Países Bajos, Suecia y Polonia han manifestado su apoyo a que Ucrania pueda atacar objetivos militares en suelo ruso.
Algunas naciones son más cautelosas que otras. Alemania y Suecia, por ejemplo, condicionaron su aprobación únicamente “dentro del marco del derecho internacional”, como lo expresó el martes el canciller alemán Olaf Scholz. Estaba detallando un requisito que otros países también han mantenido durante los últimos dos años para armar a Ucrania, aunque no se haya expresado de manera tan prominente.
El Reino Unido fue uno de los primeros en abogar por flexibilizar las restricciones. “Ucrania tiene ese derecho”, dijo el secretario de Estado para Asuntos Exteriores, David Cameron, durante una visita el 3 de mayo a Kiev, la capital de Ucrania. “Así como Rusia está atacando dentro de Ucrania, se puede entender perfectamente por qué Ucrania siente la necesidad de garantizar su defensa”.
El movimiento ganó impulso cuando el vigoroso apoyo del presidente francés Emmanuel Macron ayudó a persuadir a una Alemania más reticente a reconsiderar su posición esta semana. “Es como si les estuviéramos diciendo: ‘Les damos armas, pero no pueden usarlas para defenderse’”, dijo Macron en Berlín esta semana, con Scholz a su lado.
Los que piden una estrategia ‘prudente’
Varios países —Bélgica, Italia y, hasta ahora, Estados Unidos— han dicho que no estaban dispuestos a permitir que Ucrania utilizara sus armas para atacar objetivos dentro de Rusia, citando los riesgos, que pueden ser difíciles de anticipar. Por ejemplo, los recientes ataques ucranianos con sus propios drones contra los sistemas de radar de alerta nuclear temprana de Rusia, un paso potencialmente desestabilizador, han generado profundas preocupaciones en Washington.
El lunes, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, dijo que los aliados de la OTAN “deben ser muy prudentes” antes de que se utilicen armas occidentales en territorio ruso. Un día después, el primer ministro belga, Alexander De Croo, anunció la donación de 30 aviones de combate F-16 a Ucrania, pero solo “para su uso por parte de las Fuerzas de Defensa de Ucrania en territorio ucraniano”.
En Washington, un portavoz de la Casa Blanca sostuvo el martes que el gobierno de Biden no “fomentaría ni permitiría” el uso de armas estadounidenses en suelo ruso. Pero esa resistencia se flexibilizó ante la creciente presión de sus aliados: el secretario de Estado Antony Blinken sugirió al día siguiente que Estados Unidos podría “adaptar y ajustar” su postura basándose en las condiciones del campo de batalla.
El possible impacto
Con el permiso ya concedido, Ucrania puede atacar a Rusia con misiles Storm Shadow suministrados por el Reino Unido y los estrechamente relacionados misiles SCALP de Francia. Los misiles tienen un alcance de unos 240 kilómetros y son disparados desde la vieja flota de aviones de combate de diseño soviético de Ucrania.
Varios países —Reino Unido, Alemania, Noruega y Estados Unidos— han proporcionado a Ucrania lanzadores terrestres que pueden disparar misiles de mayor alcance. Esos sistemas se conocen como lanzadores HIMARS y MLRS, y también pueden disparar los ATACMS estadounidenses, misiles que tienen un alcance de hasta 305 kilómetros.
“Si autorizan el uso de los ATACMS, podrían degradar la capacidad de Rusia de utilizar su territorio como santuario para operaciones terrestres”, dijo Loss.
(Hasta el momento, Alemania se ha negado a donar sus misiles Taurus, con un alcance de casi 500 kilómetros, en parte por temor a que sean disparados hacia zonas más internas de Rusia y se intensifique la guerra. Ahora es incluso menos possible que lo haga, dijo Loss).
Además, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos han suministrado a Ucrania misiles de mediano alcance o bombas terrestres de pequeño diámetro que pueden alcanzar territorio ruso desde una distancia de entre 80 y 145 kilómetros.
Sin embargo, las nuevas autorizaciones podrían tener su mayor impacto en la guerra por la superioridad aérea, especialmente si los aliados permiten que sus aviones y drones donados ataquen dentro del espacio aéreo ruso.
No se sabe con certeza si Dinamarca o Países Bajos permitirán que los F-16 que están enviando a Ucrania sobrevuelen territorio ruso, donde podrían ser derribados. En comentarios realizados esta semana, la ministra de Defensa neerlandesa, Kajsa Ollongren, pareció no imponer límites específicos a las armas donadas por Países Bajos. “Los ataques ucranianos en suelo ruso son algo que nunca he descartado”, dijo.
Eric Schmitt colaboró con reportería desde Washington y Edward Wong desde Praga, República Checa.
Lara Jakes, radicada en Roma, informa sobre los esfuerzos diplomáticos y militares de Occidente para apoyar a Ucrania en su guerra contra Rusia. Ha sido periodista durante casi 30 años. Más de Lara Jakes